Cuando hablamos de legado, la mayoría del tiempo nos ubicamos en los bienes materiales que nos son dados por herencia de algún familiar en especial. Pero, ¿Qué hay sobre el legado inmaterial? La mayor parte del tiempo, y sin darnos cuenta tenemos una herencia inmaterial mil veces más grande que una herencia hecha de bienes materiales.
La receta de la salsa de cacahuate de la abuela, el mole que hace tu tía, los bocoles que son la especialidad de mamá o incluso la receta que te enseñó alguno de tus abuelos que es súper secreta y no se la puedes compartir a nadie porque es secreto de familia. Todo eso es parte de un legado que si bien no es una casa o un coche, pero tiene un valor impresionante pues mantiene vivo el recuerdo de los que ya no están pero quienes fueron los que transmitieron ese legado para que fueras parte de él.
En la región totonaca pasa algo muy similar actualmente, a pesar de que muchos de sus usos y costumbres y también tradiciones que vienen acompañándolos desde hace cientos de años son muy importantes para conservar su cultura, muchas personas, en especial los jóvenes están empezando a olvidar y dejar de lado todo esto.
Gracias a los abuelos que aún están, el legado de la cultura totonaca no se pierde, ellos desde sus conocimientos comparten todos los procesos de los rituales, su filosofía, tradiciones, danzas, etcétera que su cultura posee para que el mundo lo conozca, y el día que ya no estén, su tierra siga siendo la tierra totonaca.